sábado, junio 23, 2007

Mañana de San Juan

-¿Sí?
-Hola, Clara.
-Buenos días.
-¿Te acuerdas de mí?
-Claro, niño.
(Esto no te lo digo, pero eres un niño, más allás de la edad. Y éste, un fijo de la ciudad, conozco esas circunstancias)
-Cuánto tiampo... ¿Qué tal?
-Acabo de llegar a casa.
-Ha, ha, yo acabo de salir. Estaba en mi pueblo.
-Ah...
No, ah no, no olvido los cuerpos, la perspectiva que había desde una cama, los encuentros -casulaes o no-. No tiene sentido ese ah, pero me inspiras ternura, eres majo, a pesar del largo lapso temporal, de que tú sí hayas olvidado (querido borrar...) todos los rechazos, amables y claros.
Porque no lo sabes, pero eres dulce a tu modo (no te gustaría saberlo). Si no, hubiese sido peor, hubierse sido, de verdad, dura, más cruda aún. Pero cuesta ser chunga con un niño adorable en una camiseta de la abeja Maya.
Aunque tú no entiendas que yo no he buscado, no buscaba, no busco. Pero, aún así, se encuentra, y, lo que yo quería, tú no me lo podías dar. Eso se sabe, prácticamente, con una mirada.
¡Hay tantas almas perdidas! Pero no me compete a mí irlas a rescatar.
Adoro bañarme en el mar, y más hoy, que es San Juan, pero mi alma nada en una pecera.

miércoles, junio 20, 2007

Removiendo recuerdos.

Cuando era chiquita, mi amiga Mamen y yo levantábamos las piedras del corral de mi abuela, o de la suya. De nuestras casas de pueblo, de toda la vida. La de mi abuela es de techos altísimos, bigas exteriores de madera, pozos bajo el suelo, de cuando la guerra, trasteros con objetos imposibles. Rincones donde parían las gatas. Vamos, una mina de tesoros e imaginación para niñas como tú, o yo.A lo que iba. Las piedras viejas del corral parecen un mosaico arcaico, pero ordenado, tranquilo, donde solo crece alguna hierbecita entre las juntas. Pero si las levantas, nunca sabes qué vas a encontrar: barro, bichos bola, arañas, gusanos... Siempre adoré los bichos, jugábamos con ellos, cuidadosamente, para no lastimarlos. TODOS, menos las cucarachas. Las arañas de patas finas y largas eran mías, y las gordas peludas de Mamen. Acuerdo tácito. Yo quería ser veterinaria, pero las ciencias no eran para mí. Así que abandoné a los animales por las personas. Mamen, a día de hoy, es bióloga.
Si remueves las piedras, puedes encontrar bichos bonitos, barro, suciedad y tesoros ocultos, como Amelie, pero ahhhhhhhhhhh. También hay cucarachas. A veces, es mejor dejar algunas piedras donde están.

De sueños, propósitos y deseos.

“Lisboa es rara. Es una ciudad en la que tengo recuerdos de cosas que no he vivido. Pero eso me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos... torpe, pero... acertando en las letras que quiero dar. Estoy tranquila, por fin. Al menos ya no siento que me muero por dentro... eso es bueno, ¿no? Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas de empezar otra vez. Y olvidarme de que ésta y cualquier ciudad a veces está tan triste como yo. Y notar que estoy cambiando. Aunque solo sea un poco. Bueno.. si es mucho mejor... ¿has visto qué egoístas nos volvemos cuando estamos solos?... ¿tú crees que nos enamoramos sólo para no estar solos? Espero que lo que tienes ahora sea lo que siempre soñaste tener. ¿A dónde irán los sueños cuando no los conseguimos? Porque a algún sitio tendrán que ir... aunque creo que al final, los sueños no son más que una excusa. Pero una excusa muy gorda. Son la excusa para vivir. Por eso a veces también se convierten en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos. Qué putada... asumir que nunca serás lo que siempre deseaste... Ni esperarlo siquiera... joder... deseo deseo deseo... quiero con todas mis fuerzas ser feliz. Y con eso hacer un poquito felices también a los que me rodean. Eso es lo que siempre quise... Aysss qué bien. Qué bien, Lisboa...”
Monólogo de Leire. Piedras.


viernes, junio 15, 2007

No intente apostatar en su casa

¿Nunca os han dado el típico aviso de ‘cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad?’

Y, sinceramente, ¿nunca habéis pensado que menuda gilipollez integral?

Yo sí, y pido perdón a cualesquiera criatura suprema que se divierta a mi costa:

si retiro mis pesadas súplicas, si admito el hueco en mi cama, la soledad de los rincones de esta casa, las horas sin más compañía que un libro y los recuerdos hechos montaña…

¿… permaneceré casta y absorta en el pasado, o conseguiré mi propósito de devolver lo obtenido?

Ente superior, si anulo todas mis plegarias, asumiéndome a mí como única compañía… esas tus amadas criaturas cucarachas, que has enviado en mi rescate, se irán??????????????

martes, junio 12, 2007

Y el calor...

Después del robo de mi portátil, desgracia blogueril extrema, me encuentro dispersa, centrada, ausente. Y ésto tiene tanto de metáfora como de pura realidad.
Ser en el ensueño es mi lugar, cuánto hablamos de sueños y vigilia, pero que poco de ese intrincado equilibrio que supone el arte de ensoñar.

Últimamente ando de puntillas sobre hojas crujientes de sexo, intentando, en vano, que mis pies algo torpes no las rompan, no verbalicen la realidad al crujir en voz alta, no rompan el silencio que oculta toda la verdad.
El tango imita el amor de dos cuerpos más allá del cuerpo, el jazz, en directo, es para mí un espectáculo absolutamente obsceno. El tecno nos ayuda a descargar energías acumuladas de frustración corporal, y una canción cualquiera, pero no al azar, puede humedecer de algo más que lágrimas nuestra intimidad.
Mi compañera y yo cenamos gofres con chocolate para superar su bajón anímico y mi caída de endorfinas colosal.


Mon nouveau petit amie comparaba ayer como único sustituto del sexo un buen chocolate de gran pureza, mientras se derretían en nuestras bocas bombones de pétalo de rosa, chocolate, licor y cereza. Hoy he encontrado en el metro a un viejecillo perdido, al que, después de orientar en su camino, he escuchado filosofar inesperadamente sobre el sol y la ciudad. La ciudad elegida para su retiro, ésta, plagada de sol, y, en sus propias notas increíbles, ‘bella con lujuria’. Me ha encantado. Lujuriosamente bella…

viernes, junio 08, 2007

Intertextualidad...

‘Yo guardaba silencio embebido por las imágenes resucitadas por la música de Patsy Cline. Me preguntaba a cuántas mujeres habría hecho daño sin querer, al tiempo que intentaba ponerme en guardia contra el deseo a secas despertado por alguien que no inspira curiosidad ni interés. Por muy necesitado que estuviera mi cuerpo, no podía desear algo que no aportara cierta dosis de contraste o no contribuyera a elevarme por encima de las aristas de la realidad pasada y presente, a desvanecer el miedo, a aplacar otra clase de sed.’

La reina de las nieves, Carmen Martín Gaite.


Hartitas ya de oir hablar sobre mi castidad?? =)
No soy una monja infiltrada, como he oído rumorear. A veces ocurre lo que decía el Leonardo del citado libro, y otras no, tampoco nos vamos a engañar.
Últimamente, el respeto por las palabras me lleva a remitirme a l@s que se expresan mejor que yo, así que con ésto os dejo.

Y os recomiendo el libro, mucho, mucho, mucho, y más.