POR
El rencor que no se supera, muta, sigue latente y, en cualquier momento, puede atacar. Así me acabo de despertar, asustada, temerosa de mi soledad sabiendo que estoy sola, que estoy castigada y hay monstruos bajo mi cama, en mi armario, acechando en algún lugar.
Y no puedo dormir y tú no estás.
¿Volverás a estar?
He perdido el apoyo, la confianza, una vez más. Inquiero. ¿Del todo, parcialmente? ¿Cuánto de verdad? ¿Dónde están los mimos acariciantes de tu voz, tu nocturnidad redentora del temor?
Temo la noche, temo la soledad. Me temo cuando te espero y tú no estás
Y no puedo dormir y tú no estás.
¿Volverás a estar?
He perdido el apoyo, la confianza, una vez más. Inquiero. ¿Del todo, parcialmente? ¿Cuánto de verdad? ¿Dónde están los mimos acariciantes de tu voz, tu nocturnidad redentora del temor?
Temo la noche, temo la soledad. Me temo cuando te espero y tú no estás