Caída sin gravedad
Y así, la vida nos sorprende con plumazos espontáneos o anunciados, con sacudidas bruscas de nuestro mundo o de nuestro propio ser, que se rebela sin saber bien porqué, o sabiéndolo, que viene a tener la misma línea discontínua de claridad.
Así no se entiende nada, cayendo por un túnel donde no hay arriba o abajo, donde cerrar los ojos solo esconde el vértigo de que lo de atrás no sea lo que está por llegar. Pero el miedo no se va al perder la vista, la ceguera existencial es una gran ironía de la realidad. Cuando las barreras no tienen vuelta, la importancia clama a gritos ser atendida pero sin saber qué idioma habla la escuchamos, y con todas nuestras ganas no la podemos descifrar.
Una mirada en silencio, no quiero estorbar las imágenes de mis futuros sueños con palabras banas, con noticias urgentes que, para mí, bien pueden esperar.
¿Hay algún oráculo de las mentiras que queremos apropiarnos, para no tener que escalar montañas de propósitos y prioridades inútiles? ¿Dónde está la finalidad de lo que no se sabe acariciar?
La relatividad de lo que era inamovible, entra en el pasado, el futuro o en el limbo en que ansiamos perdernos para que el flotar nos ayude a perder el miedo a volar sin alas, a saltar sin red, a no saber si abajo hay agua profunda o rocas que esperan golpear sin avisar...
Así no se entiende nada, cayendo por un túnel donde no hay arriba o abajo, donde cerrar los ojos solo esconde el vértigo de que lo de atrás no sea lo que está por llegar. Pero el miedo no se va al perder la vista, la ceguera existencial es una gran ironía de la realidad. Cuando las barreras no tienen vuelta, la importancia clama a gritos ser atendida pero sin saber qué idioma habla la escuchamos, y con todas nuestras ganas no la podemos descifrar.
Una mirada en silencio, no quiero estorbar las imágenes de mis futuros sueños con palabras banas, con noticias urgentes que, para mí, bien pueden esperar.
¿Hay algún oráculo de las mentiras que queremos apropiarnos, para no tener que escalar montañas de propósitos y prioridades inútiles? ¿Dónde está la finalidad de lo que no se sabe acariciar?
La relatividad de lo que era inamovible, entra en el pasado, el futuro o en el limbo en que ansiamos perdernos para que el flotar nos ayude a perder el miedo a volar sin alas, a saltar sin red, a no saber si abajo hay agua profunda o rocas que esperan golpear sin avisar...