jueves, noviembre 29, 2007

Mo dhuinne















Aún a riesgo de sufrir duras consecuencias, como una incomunicación que me sería altamente dolorosa, contaré, a plena consciencia, los hechos recién acaecidos, ya que, además de suponerme una gran sonrisa y motivación para la jornada, han sido demasiado especiales para no dejar constancia de ellos.

Andaba yo tranquilamente por la calle, antes de sobrepasar la esquina del limpiabotas, y he tenido la maravillosa, la reconfortantísima visión de cuatro personillas (esto es un decir, dado su exagerado tamaño en contraste con la común fauna madrileña). Dos de ellos, los pertenecientes al sexo masculino, lucían estupendos kilts y las consiguientes medias de lana a la rodilla; sus mejores galas, las que usan en bodas, entierros y partidos de fútbol. Las mujeres, obviamente, iban occidentalizadas, pues una escocesa jamás llevaría el típico traje del clan, reservado a los hombres.

No lo he podido resistir, y, de mi conversación con ellos (tan dicharacheros siempre, y abiertos, estos highlanders) he sacado del saco mi mejor acento y una gran amabilidad e ilusión mútua. Y esa ha sido mi deducción: ‘Hi, bla bla bla bla… who’s playing today??’

Así que, solo me queda decir…

UP ABERDEEN!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Qué gran espectáculo, la lluvia gris y gótica en Edimburgo, y esas manadas cobrizas vestidas tal si fuesen a Culloden a perder la vida, con la cabeza alta, pero el ogullo... jamás.

Foto:
  • Querida Enemiga
  • viernes, noviembre 23, 2007

    Hay un limpiabotas al girar mi calle. Lo veo cada mañana yendo a trabajar, sentado cómodamente cuando no está ocupado lustrando los futuros pasos de algún señor engalanado con aires de Salamanca.
    Su postura relajada, si está solo, absorto, fumando en pipa, trasmite un plus de tranquilidad.

    Mi compañera de piso me habla de sus mimosos estudios sobre la familia Lorca.

    Hace un frío seco, suave, directo, abierto y claro en la ciudad.
    Madrid tiene para mí, estos días, un aire atemporal.