viernes, julio 31, 2009

Vivir...

Te lloro en el limbo mientras cantas suavemente en mi oído. Qué bonita canción, cuánta melancolía.
En qué momento perdí el rumbo, en qué momento se me rompieron las alas, en qué momento cambié el curso de mi vida perdiendo lo que más me agarraba a la vida.

Hay vacíos que no se llenan, y huecos que dejan el corazón incompleto.
Duele la pena tranquila, duele el camino equivocado y dolerá la vuelta a mi palacio en la isla de los vientos, donde las intenciones retumban en las paredes asfixiantes y el amor no tiene salida.

Duele la vida, pero el dolor me recuerda qué es estar viva.

viernes, julio 10, 2009

Frustración

Se rasgan los cristales del palacio de las hadas rotas. Se me caen encima los trozos y llenan de heridas los resquicios débiles de mi alma.

El tiempo no se detiene, pero me inmoviliza con su andar trepidante.

El viento se cuela y despeina mis esperanzas, llenando mi ser de dudas y de ausencias que se me clavan, dejándome llena de sangre chorreante de impotencia.

No hay escape sin que mis pies desnudos pisen los cristales. No hay esacape de lo inevitable. La pena me tumba y los violines que suenan en mi cabeza acompañan las lágrimas silenciosas a las que no doy tregua para acumularse

domingo, julio 05, 2009

Efectos colaterales

Bienvenidos a la entrada que tal vez no queráis leer y que os decepcione en diferentes niveles de intensidad.
Las palabras aquí son un monólogo unidireccional, que admite respuesta acaso, pero nunca inmediata réplica.
Yo me encuentro atrapada en un mundo de silencio y de palabras dichas, pero no os puedo contestar.
A veces, lo que no se calla es más importante que lo que se dice. En otras ocasiones, no. Es lo que tienen las palabras, que a veces te obligan a callar contra tu voluntad.
Yo me encuentro atrapada en un reino sin teclado ni posibilidad de contestar, pero no abandono mis intentos y, ya ves, hoy me he conseguido escapar del mundo de las hadas rotas para poder pisar de nuevo el suelo humano y venir a saludar. Sólo eso, pues no puedo hacer más, pero no creáis que abandono, nunca estuvo en mi naturaleza abandonar. Echo de menos vuestros escritos, pero ahora no está en mi mano poder dedicar ese tiempo a perderme en los bellos retazos que dejáis, altruistamente o como vómito de ideas, para mi placer y el de muchos más.
Volverán tiempos de asiduidad, volveré a leeros y a interactuar, pero de momento, me conformo con este guiño que me sirve de escape, de esperanza y de normalidad.