Donde siempre es invierno.
el lugar donde te pensé
y descubrí los pequeños resquicios de tu in-voluntad.
Menos mal que decidí exiliarme
y aprender a ser yo: me gustó.
Ahora vuelvo con mis recuerdos y contigo,
para que podamos descubrir
que la vida nos dolía,
que la compañía de noche era fría,
exacta en la distancia de nuestros cuerpos;
no de nuestras almas.
Nos reencontramos en el medio de la nada
y ahora, dos años después,
vamos a regresar, juntos,
para que te lo pueda enseñar.
Preparados para abrir caminos,
prestos a romper esquemas,
a regalarnos retazos del pasado
y a sucumbir al hambre de nuestros cuerpos
como no pudimos hacerlo
cuando ya sabíamos que necesitábamos ese algo
a nuestro lado.
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