De colores
Ayer fue un día rojo. Madrugué y rojos coloreé mis labios. Roja era la pasión de mi alma, la alegría y la fuerza con que la ciudad me absorvía. Callejeando incansable, recuperando rincones y descubriendo cambios pequeños, pero determinantes. Con el sol bien alto, con el andar libre de ir donde quisiera llevarme. Te eché de menos con alegría, pensando 'ojalá pudieras acompañarme, ojalá te pudiera enseñar todo lo que para mí, en esta urbe, es vivido, es importante'.
Hoy es un día azul. Me he quedado en la cama, remoloneante. Deshaciédome de las pesadillas que llevaban tu nombre. Echándote de menos en pijama, que resulta más melancólico, y encima llueve y el cielo es gris, y yo quiero cerrar los ojos y abrazarte. Me siento lánguida y reflexiva, queriendo invocarte. Me esperan muchas horas en coche, viendo las gotas a través del cristal, y tal vez, en el vaho de mi ventana, escriba tu nombre.