Vértigo
¿Cuántas cosas quedarán, qué es lo que perdurará en la memoria más allá de los años y los huracanes, las decepciones y las hojas rasgadas de recuerdos y lágrimas?
No quiero apostar, no quiero saber lo que volveré a ver a través de mis yemas o lo que será un fotograma por el que pasar sin tacto.
Casi todo viene y va, circunstancialmente, mucho no vuelve; a veces cuesta descubrir los pilares estructurales, saber a quien echaremos de menos, o quien no llegará nunca a marcharse, construyendo puentes invisibles y resistentes a cualquier invasión, protegiendo el paso a los buenos momentos, al hogar de un abrazo o una mirada.
Crecemos con cada cuerpo y cada ciudad, cada decepción y cada adiós que queda sin pronunciar. Entre los desencuentros nos reencontramos, y, algún día, sabremos que no queremos separanos más.
No quiero apostar, no quiero saber lo que volveré a ver a través de mis yemas o lo que será un fotograma por el que pasar sin tacto.
Casi todo viene y va, circunstancialmente, mucho no vuelve; a veces cuesta descubrir los pilares estructurales, saber a quien echaremos de menos, o quien no llegará nunca a marcharse, construyendo puentes invisibles y resistentes a cualquier invasión, protegiendo el paso a los buenos momentos, al hogar de un abrazo o una mirada.
Crecemos con cada cuerpo y cada ciudad, cada decepción y cada adiós que queda sin pronunciar. Entre los desencuentros nos reencontramos, y, algún día, sabremos que no queremos separanos más.
10 comentarios:
bellas palabras las tuyas, orquestadas convenientemente para hacer despertar a la empatía y lograr que ella hable por mí.
no creo que llegamos a saber nunca todas esas cosas.
podemos jugar en cambio a adivinar quien estará siempre a nuestro lado, o quien permanecerá más de tres años, o más de un mes, pero serán juegos, sólo eso, engañosos y entretenidos. sólo el futuro inmediato nos irá confirmando un pronóstico.
besitos muchos
Imagino que con permiso del Sr. Alzheimer.
Y asi estamos, todo cambia y nada permanece...con todo lo bueno y lo malo que eso comporta...a veces hay recuerdos que nos dejan un hueco terrible y cuando desaparecen todo parece estar mejor.
Un beso enorme,
Inquilina gris
Afortunadamente no podemos elegir.
Delirante,
a veces hay bellas sorpresas de vuelta, y es un consuelo saber que permanecen las bases justas para no permitirnos olvidar quienes somos.
Besitos, encantadora.
Juan rafael,
esperemos. Qué miedo.
Querida gris,
es cierto que hay muchas cosas que damos por sentidas y luego no son como imaginábamos: grandes alivios y pérdidas con que no contábamos.
Qué bien que sigas ahí de vez en cuando, con tus palabras y tus canciones. ;)
X,
afortunadamente?????
No sé yo...
a veces, lo que da más miedo está dentro de una misma, Clarita.
Otras, está en el no poder evitar que los otros sufran (por culpa propia o ajena).
ayssss el mito de labios rojos se te murió de golpe, eh?
Quedará la ilusión, los sueños, los besos, los abrazos, las nubes soñadas, la luna que brilla...
Y las arrugas :)
Pues mira, pues sí. Me gustaría poder dejarte un comentario optimista, pero la realidad es que todo esto que describes sucede inevitablemente.
Sólo nos queda vivirlo como si fuera eterno, mientras dure.
Carmen,
claro que no.
De todos modos, detrás de los mitos están las personas, y una mujer de labios rojos es aún mejor.
Elenaberenice,
eso me hace pensar que tal vez el secreto sea fijarse en lo que permanece, en nosotras mismas... no en lo incontrolable.
Petitacriatura,
ya.
=(
Pero sí está en nuestras manos disfrutarlo.
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